Ayer tuvo lugar el debate. Rajoy había intentado por sus medios que no hubiera debate, consciente de su limitada, limitadísima, oratoria. Las estériles exigencias -banales y frívolas- de que se celebrara en A3 y T5 fueron retiradas al final, en vista de que Rodríguez Zapatero no se dejó amendrentar por la anunciada tormenta de insultos.
Ahí es donde se aprecia la talla de los hombres. Zapatero pudiera muy bien haber rechazado el debate en contestación a las pueriles exigencias del dislocado lider del PP. Se hubiera ahorrado el impresentable chaparrón de soeces sandeces que caracteriza el discurso (¿?) del desgraciado y nunca suficientemente denostado lider de la oposición.
Ya sabemos que él nunca dijo que España se rompía. Tampoco su gobierno -del cual era Vicepresidente primero- fué responsable por negligencia, frivolidad, descuido, desidia del 11M. La guerra de Iraq fué legal, decretada por la ONU. También sabemos que Navarra está en manos de terroristas y por supuesto sabemos que Rajoy pondrá fin a la criminalidad importada.
Mariano nos obsequió, además de con sus exabruptos, con unas comparativas entre ciertas estadísticas de la Comunidad de Madrid y otras dos.
El muy gañan olvida algunos detalles para él poco importantes: endeudamiento al límite de las posibilidades tanto de la Comunidad como del Ayuntamiento, desmantelamiento de la sanidad pública, corrupción funcionarial generalizada, luchas partidarias intestinas en detrimento de los ciudadanos, acoso ideológico a médicos por tratamientos paliativos o abortos legales, etc.
Gabriel Elorriaga había dicho poco antes del debate que ZP no es buen estratega porque tenía que haber celebrado las elecciones en otoño y hubiera ganado.
Lo definió todo: el temor al debate, el catastrofismo y sobretodo su derrota moral. Reconocido por Elorriaga (El mismo que decía entender el pronunciamiento del Tte.Gral Mena).
26.2.08
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